viernes, 23 de febrero de 2018

Entrevistas: Karin Ganso, creadora de la FM S.O.S. (Ser Otro Ser)

Es sábado por la mañana, pasaditas las 11.30 y me dirijo a la radio a entrevistar a Karin.  Es un día luminoso, lleno de vida y buenos augurios.  El sol allí en lo alto es testigo de ese clima tan especial del comienzo del fin de semana.
Llego rapidamente ya que la radio está ubicada en la calle San Lorenzo,  en San Andrés. Como si todo estuviera preparado el Universo conspira a mi favor y puedo estacionar casi en la puerta del local donde funciona FM SOS. Otro buen augurio.

Las persianas están levantadas y puedo ver a través de vidrio el hall de entrada.  Observo ese toque antiguo, pero lleno de vida del inmueble. La fórmula parece ser simple: un espacio no muy amplio y mucho calor humano. Inexorablemente el espíritu y el cuerpo de una radio.
Ya en el interior, por un parlante  escucho la transmisión del  programa que se emite en ese horario.  La voz del conductor como fondo, la sala de operaciones y la de trasmisión forma ese paisaje inconfundible.
En medio de ese clima tan ameno me recibe Karin, la dueña, directora y creadora de la FM S.O.S.
Karin es una mujer joven que transmite espiritualidad por todos los poros. Su tono de voz es sereno, aunque su voz es muy potente. No la imposta, su voz es así en forma natural y lo noto en cada palabra, en cada definición que me da. “Me dicen que soy hiperactiva, pero yo ando en tiempo de blues”, nos dice.

Karin es locutora nacional, recibida en el ISER en 1988, cultora de temas espirituales, vegetariana y mentora de su estilo de vida propio.
Me cuenta sobre sus comienzos, siendo muy joven, en que integró un maravilloso grupo de amigos, que juntos estudiaban y soñaban. Fundó su radio en la época que comenzaban a gestarse las radios locales en San Martín. Nos dice que más allá del sueño de tener una radio, cree haber estado en el momento oportuno, que las cosas se dieron, para que ello suceda. Considera que el verdadero aprendizaje está fuera de la escuela de locución. Como ocurre en todas las profesiones, la  escuela le dio las herramientas, pero aprendió a utilizarlas y transformarlas a lo largo de su experiencia.
Su voz es inconfundible, su timbre es bajo, íntimo, me recuerda a Lucha Mengual  y a Nora Perlé. Aunque no ha cultivado el lado romántico en los programas que ha hecho.
Su vida laboral está dedicada íntegramente a dirigir su radio, pero lo hace desde un liderazgo carismático.
Despojada de estructuras propias de la formación, le da preeminencia al mensaje más que a la voz.
Es defensora acérrima de las radios comunitarias en las que cada integrante es libre de expresar lo que siente. En su radio no hay censura previa ni bajadas de línea.
Si bien tiene sus creencias religiosas y políticas, nada impide tener en su staff a personas que estén en las antípodas de su pensamiento.
Sus jornadas son muy extensas. Está en todos los detalles.
Durante años no se ha tomado vacaciones, pero siente que su profesión le ha dado libertad. La libertad de encontrarse con sí misma, desde sus silencios. Desde estar a solas en la cabina de operaciones o en la sala de transmisión. Por su radio han pasado muchos estudiantes que han aprendido las distintas tareas inherentes al medio.
Su trabajo le ha dado muchas satisfacciones. Pero la más importante fue y es su crecimiento personal.
Sueña con cambiar el mundo, pero desde la enseñanza, desde el ejemplo, rescatando las virtudes que ha encontrado en su espiritualidad. No olvidemos que la radio se llama S.O.S. que si bien en principio puede ser un llamado de auxilio, significa SER OTRO SER.
Por su radio han desfilado  una cantidad enorme de personajes de la cultura, del arte y protagonistas de todos los tiempos, en  veinticinco años de vida y hoy gracias a internet  la escuchan en todo el mundo.
“Lo difícil no es comenzar, sino sostenerse en el tiempo” nos dice”.

Y creo que lo ha logrado. Si bien sabemos que en el mundo  los objetos materiales no son eternos, el espacio que abierto por Karin, junto a su radio y su equipo si lo serán.

Gracias Karin por tu tiempo.

Alfredo Legnazzi

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