Cristina Noemí Ghiringhelli es escritora y nació en la Provincia de Buenos Aires. Es, además, profesora de ciencias naturales y psicopedagoga.
Es autora de varios libros: Palabras hojas sobre papel, un árbol, editado en 2002 , Ojo de buey, editado en 2011, y Letras tejidas en 2014.
También, ha participado en numerosas antologías; es ganadora de premios literarios y autora de libros de ciencias naturales.
Conocí a Cristina en 2013, en mi participación en Integrarte —un evento literario—, organizado por escritores de Ituzaingó donde, amablemente, me regaló su libro, Ojo de Buey.
Ojo de Buey reúne relatos breves y poemas.
Si bien no lo leí de inmediato, en este último mes, en que algunas dolencias físicas me impidieron hacer deporte, una de mis vías de escape fue la lectura.
Entre los libros que disfruté está esta obra que les menciono, un libro ameno, nostálgico, profundo, por momentos abstracto, pero lleno de imágenes. No tuve la necesidad de pensar ni analizar, solo leí y sentí.
Por eso, casi era una deuda pendiente entrevistar a Cristina para que nos hablara de su obra.
¿Cuál es el sentimiento que prima en vos al momento de escribir?
Creo que no hay un único sentimiento, diría que lo primero es comunicar estados de ánimo (dolor, amor, alegría, donación) bañados de ficción. Además de valores y enseñanzas; procuro dejar pensando y reflexionando al lector de todas las edades.
Te imagino caminando por el mundo con un sensor, tratando de mirar más allá de lo que se ve. ¿Es así?
Tal cual. Yo, en vez de hablar de sensor, que me parece interesante pensarlo, siempre me refiero a estar en una atención flotante del VER-MIRAR; del OÍR-ESCUCHAR, ya que alrededor de cada uno todo y nada sucede. A mi entender, es cuestión de dejarse libre para que los acontecimientos y los sucesos impacten y después germinen.
¿Por qué elegiste el título Ojo de buey y no el de otro ser u objeto?
Por el contenido del libro había pensado en "Una puerta entreabierta”, con el subtítulo “Un camino al interior”. Buscaba entre mis fotos una imagen que la representara, ya que me gusta la fotografía. No encontraba ninguna que me conformara. Hablando con el editor, me dice: "Sería un título poco atractivo. ¿Qué querés representar?". "Una puerta o ventana que está abierta o que puede abrirse, que permite caminar al interior de una casa, de un castillo, de la persona. ¿Podría ser el ojo de buey de una embarcación?", le pregunto. A lo que responde: "¿Por qué no Ojo de buey?" A lo que le contesto: "Sí, con el subtítulo “Un camino al interior”. La imagen que está en la tapa es un cenicero que representa, obvio, un ojo de buey. En el libro, hay un relato con el mismo título (p. 47). En él, intento pintar muchas vivencias compartidas con exalumnos-amigos hace más de 30 años. Para mis amigos más cercanos, cobra un significado que yo sola no podría expresar. Para el lector, seguro crea curiosidad e imaginación.
Encuentro una gran introspección en vos, por lo menos es lo que se transmite en tus escritos. ¿Es así, o solo es inspiración al momento de escribir?
Es así, hay una gran introspección que la inspiración y sus musas liberan en textos poéticos o narrativos.
¿En qué influyen tus otras profesiones en tus escritos?
En mucho, ya que como persona, soy una sola y me he nutrido de esos aprendizajes para ser hoy la que soy. Aún me falta descubrir y aprender. Por eso, muchas de mis narraciones o poesías tienen un tinte biológico o psicopedagógico.
¿Considerás que tus letras llegan al lector tal cual las sentís al momento de escribirlas?
Creo que sí y, a veces, al conversar con los lectores, me permiten observar que han logrado transitar sus propias aventuras a partir de ellos. Otros me comentan que los degustan lentamente en varias relecturas.
Por momentos, cuando leí los relatos, sentí que tienen esa magia de no tener un comienzo marcado ni un final definido, lo que les da esa sensación de que es una fotografía, una imagen que describís y que deja al lector pensando. ¿Lo ves así?
En cuanto a dejar al lector pensando, es uno de mis deseos, que cada uno pueda hacer “un camino al interior”. Procuro pintar con palabras lo que yo he visto en directo o en forma onírica. Sin duda, en Ojo de buey, coincido con vos en que los relatos no se encuentran ajustados a la normativa del cuento, pero logran un cierto atractivo para el lector.
¿Tenés material para un nuevo libro?
Hay material para un cuarto libro de microrelatos que debo reunir, seleccionar, ordenar y jerarquizar. Calculo que en el 2016 verá la luz.
¿Participás en eventos literarios?
Si, en café literarios, charlas y seminarios en diversos centros de escritores; cursos cortos sobre la vida y obra de diversos autores en museos de la ciudad de Buenos Aires. De forma permanente, evalúo propuestas que envían colegas o que encuentro buscando en las redes, tanto sobre el arte de escribir como actividades culturales en general. Me considero una persona curiosa, y todo lo que me impacta me cuestiona, me nutre, me conforma.
¿Querés elegir un relato breve para compartir con los lectores? ¿Nos contás sus pormenores, cómo lo escribiste, por qué, cuál es el mensaje?
Por más de 30 años tomé el ferrocarril Sarmiento para dirigirme a los colegios que trabaje en la zona oeste del gran Buenos Aires. Decidí escribir este texto para hacerle un pequeño homenaje a esas personas anónimas que pidieron cada uno de los días a otros anónimos que le dieron y están en el corazón de los vagones del Sarmiento porque sin duda algunos de los viajantes-viajeros pueden reconocerlo. También quise pensar que alguien, algunos le brindaron amor, abrigo y abrazo. El mensaje que todo lo que está a nuestro alrededor nos deja huellas en el corazón y cada uno tomo una acción para tender la mano…algunos observadores volcamos en el papel la vivencias para que otros… continúen
¡¡¡Gracias, Cristina, por tu participación en La Lupa Cultural!!!
ALFREDO LEGNAZZI
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