sábado, 17 de febrero de 2018

Entrevistas: Emma Yorio, “Te lo juro, yo he hablado con la luna”

Emma Yorio es una joven actriz, nacida en Buenos Aires el 10 de agosto de 1977.
Es acreedora de una larga y rica trayectoria en el mundo del espectáculo, comenzando por sus estudios de licenciatura en Artes y Ciencias del teatro en la Universidad Argentina John F. Kennedy, lo que le posibilitó dar clases dentro de la misma Universidad en materias como Sociología del teatro, Gestión cultural, y Producción teatral.
Además estudió actuación con Ricardo Bartís, Susana Yasan, y Osvaldo Peluffo, y vestuario con Gabriela Fernandez.
Participó en los talleres y seminarios de dramaturgia, y escribió y dirigió la obra de teatro “La loba de Csejthe” y  el monólogo “Te lo juro yo, hablando con la luna”.
Es autora integrante del grupo de dramaturgos No hay drama.
Su curriculum es extenso y se encuentra en la página alternativa teatral.
Del balance de tu experiencia en tantos campos del espectáculo, ¿cuál es el que te ha dado más satisfacciones?
Considero que la dirección teatral, ya que ver un texto dramático encarnado genera una sensación incomparable. Da felicidad, más si el proceso creativo, y de ensayos es extenso. Y sí una estuvo en la cocina con la preparación de la puesta en escena.

¿Cuándo comenzó tu vocación artística?
No tengo señalado un momento específico de comienzo, sí el de cuando tome la decisión personal de estudiar una carrera universitaria orientada al arte. Una determinación que me costó bastante asumir, fue a los 25 años. Desde pequeña tuve inquietudes como el dibujo, la escritura, y la puesta en escena. Pero no me visualizaba ejerciendo una profesión en alguna de ellas. Paso mucha agua bajo el puente a nivel personal para animarme a seguirla.
¿Tus estudios en la Universidad te dieron un panorama de todas las áreas que podes abarcar?
La formación universitaria me dio un pantallazo general sobre áreas puntuales del teatro (iluminación, estética, etc.) ya que el título apuntaba a formar directores. Yo me capacite en otros lugares en dramaturgia, guion, y vestuario.

¿Dentro de esas posibilidades incluís la comedia?
Sí, porque la comedia es un género que me interesa, me gusta. Y quiero transitarlo en un proyecto personal más allá de los que ya transite. Mis textos dramáticos tienen pinceladas de humor. Donde más se notó eso fue en la obra teatral para chicos que escribí, y monté.

¿Estás más cómoda dentro o fuera de la escena?
Qué buena pregunta. Creo que mi verdadera vocación es la actuación, pero igual me considero una actriz de emergencia, es decir he actuado en obras de mi autoría (porque no contaba con la disponibilidad de algunas de las integrantes del elenco), en muestras de talleres de actuación en los que he participado, o en puestas en escena de mis compañeros de la carrera que necesitaban justo una actriz. La actuación da cierto gustito, un poco de miedo, y genera adrenalina. Por ahora me siento más cómoda fuera de la escena. Cuando comencé a estudiar la carrera universitaria, no sabía muy bien a qué me iba a dedicar, y pensaba que si no era a la dirección teatral seria a otra actividad relacionada en bambalinas.
¿Ser directora y actriz facilita o dificulta al momento de cumplir uno u otro rol?
Dirigir y actuar es complicado. Perdes la mirada externa de la puesta porque estás dentro de la escena misma. Para dirigir actores considero que suma haber actuado. Haber puesto el cuerpo en la actuación sirve para guiar, darle pautas de registro de búsqueda al otro que tenes enfrente.

¿Dentro de la actuación, que sabor diferente te deja hacer un monólogo?
Hacer un monólogo es un desafío para un intérprete, ya que él se encuentra sólo en escena. Se trabaja el texto dramático de forma diferente, ya que incluye las réplicas también en el discurso del protagonista. Para el director también implica otro tipo de trabajo más personalizado con el actor diferente al de una obra con más roles. Esa soledad suele generar mayores inseguridades en los actores ya que no comparte con un compañero la escena. Cuando terminan de realizar un monólogo suelen quedar extenuados, por la implicancia física que se imponen, pero en sus rostros se nota la felicidad del trabajo realizado en el aplauso final.

¿Necesariamente en los monólogos el público tiene que reír aunque le cuentes un drama?
No es necesario, pero suele suceder. Uno como autor escribe cosas dramáticas, fuertes, y el público justo en ese momento el de mayor tensión dramática ríe, como para descomprimir a través de la risa. Como autora también he realizado esa observación, en un monólogo de mi autoría el personaje femenino decía: “… Le pedí la quincena. Me la dio con un sopapo…”. El público se descostillaba de risa, y lo que se estaba contando era muy trágico. El tono como lo decía la actriz no era de comedia. Hay entendí que la gente ante situaciones complejas, o graves a veces ríe por no llorar.

¿de qué trata la obra “La loba de Csejthe”?
La loba de Csejthe” trata sobre una condesa húngara, que vivió en el siglo XVII, ella quedó viuda, se obsesiono con la juventud, y la belleza. No estaba de acuerdo con la imagen que le devolvía el espejo, entonces consultó a una bruja, que la incitó a realizar conjuros, y rituales que implicaban a doncellas vírgenes. La obra muestra un universo femenino siniestro, es una metáfora de lo que se hace para lograr ciertos cánones, cumpliendo mandatos sociales.

¿y “Te lo juro yo, hablando con la luna”?
Es un monólogo teatral, donde ficcionalice la vida de mi abuela María Dolores Dos Santos, Lola, que era española con mi abuelo criollo Pascual Yorio. En él expongo el mundo de un taller de costura, de los arrabales, y los cafetines. Está ambientado en los años 30´.

Por lo general se dice que los directores modifican los guiones (escritos por guionistas). ¿Te ha tocado esa situación? ¿Qué pensás cuando eso ocurre?
Sí, sé que eso sucede. No me ha pasado en lo personal, los directores que han puesto en escena mis obras han respetado mis textos dramáticos. Trato de escribir de manera orgánica los discursos de los personajes, que tengan forma coloquial para que los actores, y el director no tengan que cambiarles, ni eliminar ninguna frase, o palabra. A mí no me molesta sí cambian una palabra u omiten una frase de un texto mío en beneficio de una actuación más verosímil o una mejor puesta en escena a nivel dirección. Sé que hay autores que no permitían que se cambien sus textos como lo hacía Gorostiza. Considero que eso va en el criterio de cada dramaturgo respecto a su obra.

¿Quién es Leonora, la princesa vampira?
Leonora es la protagonista de mi primera obra de teatro para niños, ella viene de una familia noble, es hija de las condesas Carmilla, y Laura, y viven en el castillo de los bichos en el barrio de Villa del Parque, CABA (¡no mejor dicho en este caso!). Llega la noche de la cena del festejo de su cumpleaños, entre brindis, obsequios Leonora le hace una gran revelación a sus mamás.

¿Cuáles son tus proyectos para este año 2017?
Para este año tengo varios, los más inminentes son en la dirección, la de unas obras breves de mi autoría que se harán en junio en la sala Liberarte, y en la coordinación de un vestuario para una obra de teatro para chicos que se estrenara en vacaciones de invierno en el teatro El Vitral. Además poseo otros proyectos de dirección que están ahí en la gatera esperando en la línea de largada para salir (cómo suelo decir) que aún no están confirmados. Y para agosto coordinaré el vestuario para unos micro monólogos que se harán en el Espacio Aguirre. En el plano de la dramaturgia estoy escribiendo una ópera corta para una convocatoria en la que fui seleccionada. Y como docente coordinaré dos talleres relacionados con teatro, una en la ciudad de La Plata, y otro en Quilmes.

Gracias Emma!!!
Alfredo Legnazzi
Periodista - Escrirtor

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